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LA INCORPORACION DE LA PALMA A LA CORONA DE CASTILLA


Conferencia pronunciada por Braulio Martín en el Teatro Monterrey.


          Conquistadas Lanzarote y Fuerteventura por el normando Juan de Betancor y Gadifer de la Salle, recorrieron las demás islas, apoderándose, sobre todo, de indígenas como esclavos. En una de estas correrías intentaron conquistar la isla de La Palma, nombre que ya tenía en la actualidad, habiendo sido llamada antes, según Plinio Junonia Mayor y más tarde Benahoare, que quiere decir “mi patria”. Debido a la escabrosidad de la isla y a la gran resistencia que ofrecieron los naturales, abandonaron la empresa y se apoderaron de la isla de El Hierro que estaba casi despoblada. Más tarde se apropiaron de La Gomera e hicieron algunos desembarcos en Gran Canaria y Tenerife, pero sin llegar a conquistarlas.
            La Crónica que conoció Viera y Clavijo y Marín y Cubas, razón por lo que hace tantos elogios del caballero normando Juan Betancor, pero bastante más tarde ha aparecido otra crónica donde da toda la importancia como conquistador no a Betencor sino a su compañero Gadifer, hasta el punto que los ilustres investigadores Serra Rafol y Cioranescu consideran como el verdadero conquistador a Gadifer.
           Las islas de Lanzarote, Fuerteventura y La Gomera son islas de señorío que fueron vendidas por el sobrino de Juan Betancor, Maciote, a quien había dejado su tío, como representante suyo, el conde de Niebla, quien a su vez, las vendió a Guillén de Las Casas, que tenía una sola hija llamada Inés de Las Casas, casada con Hernán Peraza cuyo hijo fue Guillén Peraza para que gobernara las islas, dándole 3 navíos, 200 ballesteros y gente para que hiciera algunas entradas y asaltos en las islas que estaban por ganar.
        Viniendo Guillén Peraza a La Gomera y a El Hierro quiso hacer una entrada en La Palma desembarcando por el cantón de Tihuya que estaba al mando del reyezuelo Echedey. Los palmeros ante la situación de llegada de tropas se reunieron formando un numeroso grupo acaudillado por Chenauco. Hernán Peraza les hizo frente y los palmeros acudían de todos los lugares vecinos, así ocuparon alturas y desfiladeros de donde rodaron peñascos y troncos de árboles y lanzaban piedras. Quiso la mala suerte que una de ellas cayera sobre la cabeza del joven Guillén, hiriéndole de muerte. Las tropas españolas e isleñas huyeron hacia la playa donde embarcaron en sus lanchas. Su padre volvió inconsolable a La Gomera, donde se dice que dio piadosa sepultura a su hijo.
       En los comienzos de la tradición poética canaria, un poeta desconocido, refiriéndose al hecho sucedido, compuso esta endecha.

                          Llorad las damas, si Dios os vala,
                        Guillén Peraza quedó en La Palma,
                            La flor marchita de su cara,
                     ¡Ah!, no eres palma, no eres retama,
                             Eres ciprés de triste rama,
                          Eres desdicha, desdicha mala.
                   Tus campos rompan tristes volcanes,
                        No veas placeres, sino pesares,
                         Cubran tus flores los arenales.
                       ¡Guillén Peraza, Guillén Peraza!
                   ¿Dó está tu escudo, dó está tu lanza?
                        Todo lo acaba la mala andanza.

            Los herreños, no por vengar a Guillén Peraza, sino por la codicia de los cueros,sebos, ganado y atrapar cautivos, venían a La Palma. Una de las entradas fue por Tenagua, cautivando a Echentive, que a pesar de faltarle un brazo, se escapó. Ellos, temiendo que acudieran muchos palmeros, se fueron y desembarcaron por Tigalate, señorío de Jaguiro y Guarehagua, al encontrarse con lo que ya temían, huyeron. Uno llamado Jacomar se encontró con una joven bella, hermana de Guarehagua, Arecida, quien la verse presa, se volvió contra el cristiano herreño que se tuvo que valer de las armas para defenderse, le dio de puñaladas y la mató.
         A pesar del incidente, pasados unos días los palmeros pactaron con los herreños, dando lugar a que éstos vinieran a La Palma, entre los cuales volvió Jacomar, el que mató a la hermana de Guarehagua, se hizo amigo de éste y al no saber a que mujer había matado, le contó en conversación lo sucedido con la palmera. Al describir las señas de la joven, Guarehagua comprendió que se trataba de su hermana, respondiendo que ella no quedaría sin venganza. Tomando un cuerno de cabra se lo clavó en el vientre y lo mató, no pudo ser socorrido y se rompieron las treguas hechas con los herreños.
         Más tarde dieron otro asalto por el término de Aridane, señorío de Mayantigo, donde dieron con una palmera llamada Guayafanta, mujer de mucho ánimo, cuerpo tan grande que parecía gigante y de extremada blancura. Los cristianos la cercaron, peleó lo que pudo y, viéndose acosada, embistió con un cristiano, lo tomó bajo el brazo y lo condujo a un risco para arrojarse desde allí con él, pero acudió otro cristiano y le cortó las piernas, esto no impidió que se desriscara con el cristiano que llevaba.
       Cuenta Leonardo Torriani que Diego de Herrera, casado con Inés Peraza, desembarcó en La Palma, por Tihuya, habiéndose sometido después de ser vencido en la lucha contra los palmeros, pero esto parece que no tuvo efectividad. Sin embargo, Cioranescu cree que Torriani confunde este hecho con la entrada de Guillén Peraza.
          Opinamos que Diego de Herrera si estuvo en La Palma y tuvo algún asentamiento, concretamente en el reino de Mayantigo, Aridane, puesto que existen los topónimos “Cuevas de Herrera” y “Barranco de la Jerrera”.
          Debido a las quejas llegadas a los Reyes por el maltrato de Diego de Herrera a los naturales, éstos le compraron las islas que faltaban por conquistar: Gran Canaria, Tenerife y La Palma, nombrando a Juan Rejón para la conquista de Gran Canaria, quien estableció en el Guiniguada el Real de Las Palmas, pero por disensiones con el Deán Bermúdez y sus seguidores fue llamado a la corte y sustituido por Pedro de Vera, quien continuó la conquista de Gran Canaria, en cuya contienda se destaca Alonso Fernández de Lugo. Buen soldado y alcaide en la Torre de Agaete, en Gáldar; le dieron en repartimiento tierras y aguas, un buen heredamiento para cañas de azúcar, parrales y tierra de ganado con un puerto de mar abundante en pescado, el mejor de las islas. Recibido el repartimiento trajo a su mujer y sus dos hijos, muriendo ella en Gáldar, enterrada en la Iglesia de Santiago en esta villa.
          Juan Rejón debido a las amistades que tiene en la corte es nombrado Adelantado para la conquista de La Palma y Tenerife, pero cuando llega a Gran Canaria Pedro de Vera no lo deja arribar y continúa a La Gomera donde desembarca con su familia y algunos más; sin embargo, Hernán Peraza ordena a los suyos que le echen de la isla y delante de su mujer, Doña Elvira Sotomayor, Juan Rejón es muerto. Ella pide justicia a los Reyes y a Hernán Peraza solo se le condena a que con su gente se traslade a Gran Canaria a colaborar en la conquista de dicha isla. Refuerza la torre de Agaete y lucha junto a Fernández de Lugo, quien apresa a Semidán Tenesor que es bautizado en Toledo en presencia de los Reyes Católicos y le ponen por nombre Fernando Guanarteme.
        Fernández de Lugo va a Santa Fe donde se encuentran los Reyes, coincide con Colón y Beatriz de Bobadilla, allí es nombrado por los Reyes Adelantado para la conquista de La Palma y Tenerife.
El Adelantado se trasladó a Sevilla donde unos mercaderes le ayudaron en la adquisición de navíos, gente y municiones para la empresa que iba a acometer. El 29 de septiembre de 1492 desembarca en el puerto de Tazacorte, isla de La Palma, y allí asentó su real en los dominios de Mayantigo. Aquí mandó hacer una ermita bajo la advocación San Miguel de La Palma, nombre que se dio a la isla.
         Con halagos, promesas y amistad fue fácil someter a Mayantigo y a la mayoría de los capitanes nativos. Sólo encuentra resistencia en Tigalate donde gobiernan Jaguiro y Guarehagua. Organizan la resistencia en Tinibucar, pero son vencidos por Fernando de Guanarteme y Maninidra. Queda sometida toda la isla antes del invierno, menos Tanausú, mencey de Aceró.
      ¿Por qué fue tan fácil la conquista?
     a) Hubo capitanes que habían pactado con los herreños para asegurarse que no les hicieran daño, de esta forma fue fácil someterlos a la obediencia de Fernández de Lugo.
    b) Mayantigo y otros jefes fueron llevados a Las Palmas y bautizados.
   c) Los cristianos prometieron amistad a fin de acabar de conquistar la isla y los benahoaritas viendo el castigo que recibían los que se oponían, colaboraron en terminar la contienda.
     d) Francisca de Gazmira realizó una gran labor, cuya influencia se extendió a diez cantones de los doce en que estaba dividida la isla, llegando inclusive a hacer pactos de paz, que Lugo no cumplió.
           Alonso se dirige con su gente a La Caldera y en la entrada de Adamancasis se encuentra a Tanausú y su gente que heroicamente se defienden del enemigo desde la parte alta de un risco poniendo a los cristianos en duro aprieto. El Adelantado comprendió que el lugar era fuerte e inexpugnable y lo intenta de nuevo por el paso de
Ajerjo, en cuya memoria se le llama Paso del Capitán. Intentaron alcanzar a Tanausú y a su gente, pero los palmeros pudieron resistir el embate debido a las condiciones del lugar y al coraje que tenían. Los viejos, mujeres y niños, impotentes para la defensa de su tierra, se refugiaron debajo de los riscos de la cumbre, como hacía frío, se helaron aquella noche. A este lugar lo llamaron Ayssuragan “lugar donde se helaron”. Viendo el Adelantado lo difícil que le era alcanzar la victoria acudió a Juan de Palma, pariente de Tanausú y cristiano, para que le transmitiera a Tanausú promesas de buen tratamiento, regalo, hacerse cristiano, le dejaría en su tierra y tendría que reconocer como supremo señor a los Reyes Católicos. Aceptó Tanausú una entrevista, pero Lugo desconfió y pensó que había engaño, por eso ordenó hacerle una emboscada en el lugar del encuentro. Hacia allí se dirigieron, Ugranfir le dijo a Tanausú: “Mira lo que te conviene que esta gente no trae muestras de paz”, pero él confiaba en las
palabras de Juan de Palma. Cuando el Adelantado avistó a los palmeros se llevó a cabo una escaramuza y Tanausú fue hecho prisionero, quejándose de que Alonso Fernández de Lugo le había faltado a la palabra que le había dado.
         Con engaño y traición, en la Fuente del Pino, el 3 de mayo de 1493 quedó terminada la conquista de La Palma.
        Tanausú y algunos naturales fueron enviados a los Reyes Católicos como prueba de lo sucedido. Pero Tanausú viéndose cautivo, enviado a España, con coraje se negó a comer, enfermó y se dejó morir, pronunció: “Vacaguaré” ¡Quiero morir! Dos causas habían precipitado su fin: el recuerdo de su patria y el cariño de su hogar. Los dos amores más grandes que pueden surgir del corazón del hombre. El mar fue la tumba del caudillo de Aceró.
        Por lo sucedido proponemos que se haga un monumento en la Fuente del Pino donde conste que allí terminó la conquista el 3 de mayo de 1493. Este día La Palma queda incorporada a la Corona de Castilla, así se evitan errores que están apareciendo en algunos libros.
        Acerina, mujer de Tanausú, seguía a distancia los derroteros de su pueblo. Al ver que se lo llevaban cautivo le siguió por la cumbre y desde El Time vio como lo introducían en uno de los bajeles de guerra anclado en las aguas del litoral de Tazacorte.
        Esto fue un fuerte impacto para ella, Tanausú era el hombre que había elegido para compartir su vida.
       Se cuenta que Acerina era la más hermosa doncella de La Palma, razón por la que Mayantigo y Tanausú se disputaron su amor. Ella les hizo jurar ante Idafe, roque sagrado para los aborígenes, que acatarían la decisión de ella y Acerina juró ante Idafe que entregaba su amor a Tanausú.
       Acerina, ante la amargura de ver el destino de su amado, pidió que la encerraran en una cueva, arropada con pieles de cabra, leche y miel, terminó su vida. También ella pronunció la palabra “Vacaguaré”.
       Hay quien dice que Mayantigo esperó a que la princesa muriera para encerrarse él también en aquella cueva y cumplir los augurios de los adivinos que predecían que Mayantigo y Acerina compartirían un hogar.